Gasolineras low cost, ¿es oro todo lo que reluce?


El tema de los combustibles, y sus precios permanentemente al alza, preocupa a los bolsillos de los consumidores. Buscar la gasolinera más barata empieza a ser tendencia y lo que muchos buscan es ahorrar unos céntimos por litro de combustible, que a la larga se convierten en euros sabiamente ahorrados. Porque a veces no merece la pena desviarse de la ruta para conseguir un precio mejor, pero siempre es interesante no tirar el dinero si podemos evitarlo.

Las gasolineras low cost son un fenómeno en plena expansión cuando la demanda de combustibles sigue cayendo desde que empezó la crisis: ahora la gente ya no reposta tanto como antes, o a lo mejor es que conducen de forma más eficiente. Son establecimientos que se caracterizan por tener precios que pueden alcanzar los 10 céntimos de diferencia, a la baja, con respecto a gasolineras más conocidas y estaciones de servicio. ¿Por qué?


Gasolinera y nada más: el secreto del low cost

Si tenemos en cuenta que los costes fijos mensuales de mantener a los empleados operativos en una estación de servicio pueden alcanzar el 60% (en algunos casos) de los costes totales de la estación, eliminarlos significaría incrementar los beneficios, ¿verdad? Esa es la premisa de muchos establecimientos low cost: autoservicio y, además, permitir el pago con tarjeta (o hacer que éste sea el único modo de pagar).


Además, en muchos de estos lugares se ofrece el mínimo imprescindible de surtidores y de variedades de combustible. Se ofrecen las más demandadas, las que más se compran, y así eliminamos más riesgos. Tenemos hasta ahora unos ahorros importantes en infraestructura, a los que podemos añadir la falta de lugar de aparcamiento, la falta de tienda o cafetería, la no existencia de lavadero… Todo lo que queramos quitar, llegando al caso de mantener tan solo los surtidores y la “plataforma de pagos”.

Falta el tema del combustible: ¿es de buena calidad? ¿Nos fiamos? Para responder a esto lo más aproximado posible a la realidad (porque la certeza total la tendríamos analizando el producto), hemos de fiarnos de la palabra de los distribuidores. En España hay una serie de normativas al respecto de los combustibles que nos aseguran que éste tendrá un mínimo de calidad, y una de las distribuidoras más comunes está fuera de toda duda. Es decir, se trata de un carburante que cumple con la ley, pero sin aditivos que lo mejoren o que aumenten la eficiencia energética cuando se “queman” en el motor.

Esto significa dos cosas: que el combustible low cost no tiene por qué dañar el motor y que, por supuesto, tiene respaldo por ley. Ahora bien, ¿repostaremos en gasolineras low cost? Hay clientes para todo : los que serán fieles a su marca de siempre, los que repostan gasóleo premium (por ejemplo, que es bastante más caro, casi como la gasolina) y los que prefieren echar low cost porque supone un ahorro inmediato y porque las mejoras que aportan los aditivos no les influyen demasiado. Tú, ¿de qué grupo eres?







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