No es habitual, si no más bien todo lo contrario, que un coche se mueva gracias a tres fuentes de energía diferentes. Si embargo, híbridos como el Prius hacen posible esta excepcionalidad cuando son transformados para que, junto a la electricidad y la gasolina, también se muevan con gas licuado de petróleo (GLP) O. Díaz y L. M. Vitoria. Fotos: O.D.
Que un vehículo use dos fuentes de energía es algo que, dentro de lo raro, ya empieza a sernos de lo más familiar a la vista de tanto híbrido en el que se combinan un motor térmico, del carburante que sea, y un eléctrico.
Sin embargo, es posible rizar el rizo. Basta ir un paso más allá con coches como el Toyota Prius y añadir un tercer carburante como el gas. Puede parecer un recurso exótico pero cada vez lo es menos pues ya vienen siendo considerablemente frecuentes las transformaciones que hacen posible esta ambivalencia en un sector tan visible para todos como el del taxi.
al cual sale del concesionario esteToyota híbrido se mueve la mayor parte del tiempo con el empuje de su motor 1.8 de gasolinacon un ciclo especialmente ahorrativo —el Atkinson no favorece la entrega de potencia en beneficio del consumo—, al que puede apoyar puntualmente un motor eléctrico con la energía que va a parar a su batería gracias a la recuperación durante las frenadas o en las fases en las que no se está acelerando. También, en determinadas condiciones —velocidades bajas, escasa aceleración, batería con suficiente carga...— los Priuspueden contar con propulsión eléctrica en exclusiva. Gracias a esta ambivalencia, los kilómetros con él resultan considerablemente baratos, especialmente en ciudad, motivo éste por el que el Prius se ha convertido en uno de los coches preferidos por los taxistas.
Sin embargo no falta quien, para conseguir rebajar más aun la factura de combustible, ha decido acometer la transformación de su vehículo de trabajo para poder hacerlo funcionar con gas, que es un carburante todavía más económico que la gasolina.
La transformación de un Prius al uso de GLP viene a costar 2.100 euros, más IVA; se hace en unas 8 horas y, tras ella —igual que ocurre con cualquier otro coche usado que se modifique para usar GLP— se hace necesario acudir a la ITV para legalizar lo que se considera una «reforma de importancia». Aquí se coteja el informe técnico que incorpora toda transformación con las piezas introducidas. Este paso por la ITV cuesta algo menos de 50 euros. Según Medina Motor, estos cambios no afectan a la garantía, pues no se cambia ninguna pieza de fábrica, sino que sólo se añaden elementos nuevos.
El trabajo sobre los Prius es más complejo que el de cualquier otro coche que se mueva con gasolina porque este híbrido puede comenzar a moverse con electricidad y, para poder usar el gas, es necesario que el arranque se haga con gasolina. En caso contrario, el 1.8 no alcanza suficiente temperatura para el GLP. Para conseguirlo se hace imprescindible «puentear» la centralita original que selecciona el modo eléctrico por defecto. ¿En qué consiste la modificación?
Como en cualquier otro coche no se altera ningún elemento mecánico original del vehículo, sino que sólo se añaden los elementos necesarios para que pueda circular con Autogás o GLP. Por ejemplo, es necesaria una tubería y latiguillos que trasladen el gas —el depósito en los Prius es toroidal y va en el espacio de la rueda de repuesto— hasta el motor y que se conectan a una electroválvula. Ésta tiene la tarea de interrumpir el caudal al cortar el encendido, si el motor se apaga o si seleccionamos la alimentación por gasolina con el conmutador correspondiente.
Este mando hace las veces de indicador de nivel del depósito. También en él se puede ver con qué combustible nos estamos moviendo. Permite en cualquier momento, incluso en marcha, elegir el tipo de combustible que queremos llegue al motor.
La transformación también añade, por delante de los inyectores adicionales que se encargan de la alimentación de GLP —se mantienen los de la gasolina originales—, un reductor con sensor de temperatura y un vaporizador que convierte para el GLP del estado líquido a gaseoso.
Una centralita adicional que se comunica con la principal del vehículo es la encargada de la dosificación del gas, para lo que tiene en cuenta la presión de funcionamiento del motor, revoluciones, temperatura del combustible, etc.
La clave está en la electroválvula del depósito que impide cargar más del 80 por ciento de la capacidad. Se evitan así riesgos derivados de que un aumento de la temperatura exterior pueda derivarse en un incremento peligroso de la presión interna. En caso de impacto se sella el sistema impidiendo el paso del gas canalizado al motor y, así, que tome contacto con piezas calientes como el escape. Si el choque rompe el depósito, que es de material flexible, por diferencia de presión se produciría una instantánea evaporación del gas.
- La transformación de un Prius cuesta lo mismo que la de cualquier otro coche con motor de cuatro cilindros: unos 2.500 euros.
- Los períodos entre cambios de aceite se alargan desde 5.000 km a 20.000 por la menor cantidad de residuos que deja el GLP frente a la gasolina.
- El único mantenimiento adicional que requiere el circuito de gas es el de su filtro. Se cambia cada 60.000 km y viene a costar entre 60 y 120 euros.
- El consumo con gas en carretera aumenta en un Prius entre un 5 y un 15 por ciento, respecto a cuando utilizamos gasolina. En ciudad puede bajar en la misma proporción.
- A 15º C, un litro de gas pesa 564 gramos .
- El rendimiento calorífico del gas es de 11.000 kcal/kg, frente a los 10.500 de la gasolina.
Fuente: Autopista.es